Sigue tus sueños.

La vida me ha enseñado muchas cosas, aunque muy pocas comparada con todo lo que me queda por aprender.
La vida me ha enseñado a ser buena con los que te quieren, y a no serlo tanto con los que te odian.
Me ha enseñado que no te puedes fiar de cualquiera, que a la primera de cambio te pueden dar una puñalada por detrás... Pero hay que seguir adelante, firme y con la cabeza bien alta. Superando cualquier obstáculo que se te venga.
También me ha enseñado que los padres siempre van a estar cuando los necesites. Aunque no lo creas, tu felicidad es la de ellos. Siempre estarán para darte un abrazo y recordarte que eres su vida.
Es por ello, que sigo aquí, sonriéndole a la vida. Demostrando que sigo con los pies en la tierra y nadie me hará caer de nuevo. Pero da igual las veces que te caigas, lo importante es que te levantes y jamás te quedes en el suelo demostrando que no tienes valentía. Porque dentro de tu corazón hay algo que se llama fuerza de voluntad, y eso es lo que te hace seguir con ganas de cumplir tus sueños y ser lo que quieres ser. Sin que nadie te lo impida.
No escuches lo que te digan, haz lo que quieres hacer, la vida da muchas vueltas y nunca sabes cuando puede pasar algo. Porque las cosas no son imposibles si no se intentan.
Hazlo, actúa, lucha por lo que quieres. Puede que te cueste mucho, pero a base de ganas, sudor y lágrimas conseguirás lo que te propongas. Así, callarás muchas bocas en un futuro, ya sea cercano o lejano.
La vida seguirá dando vueltas hagas lo que hagas, por eso, no pierdas tu tiempo. Tú vales para algo y mucho más. Aunque no lo creas, todas las personas tenemos un don con el que nacemos, que nos hace diferente a los demás, y, sobre todo, únicos.
Busca ese don que tengas y aprovéchalo al máximo. Proponte una meta y síguela hasta conseguirla. Porque, sinceramente, no hay mejor sensación que la satisfacción de haber cumplido un sueño.
Sé lo que quieres ser, no lo que los demás quieren que seas.